¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?

¿Por qué no abordamos el cambio cuando todo a nuestro alrededor comienza a tambalearse? ¿Por qué nos resistimos a adoptar nuevos comportamientos o hábitos en nuestra vida? ¿Por qué preferimos continuar haciendo las mismas cosas pese a que seguimos llevando una vida poco satisfactoria o, mejor dicho, ni plena ni feliz? Quizá, todas estas preguntas no tengan demasiado sentido con la que está cayendo actualmente. Es probable, que hoy lo más seguro sea permanecer en nuestra mal llamada “zona de confort”.

Sin embargo, la realidad que nos ha tocado vivir, nos ha puesto frente a una vida diferente. Hoy la incertidumbre y las dudas nos acechan y no sabemos cómo responder a todos los interrogantes que se abren en nuestra vida profesional o personal. Queremos aferrarnos a un plan, que ya no es válido. Preferimos seguir viendo la vida en base a lo que siempre hemos creído o pensado. Y nos agarramos a nuestras teorías, queriendo que el mundo sea cómo nosotros queremos que sea. Y, probablemente, nos estamos equivocando. Y, lo peor de todo, nos estamos desgastando y perdiendo una energía, que necesitamos para abordar esta realidad.

La vida es cambio.

Decía el filósofo Arthur Schopenhauer que “el cambio es la única cosa inmutable”. Sin embargo, preferimos pensar en el cambio como algo ajeno al hombre y a la vida, recreándonos en una seguridad ilusoria, que nos permita vivir felices y sin preocupaciones. De hecho, sólo concebimos el cambio, cuando se ajusta a nuestras expectativas y nos permite mejorar, crecer o avanzar. De nuevo, caemos en el error de pensar que el hombre puede dirigir el destino a su antojo.

Desde hace unos meses, la vida nos ha vuelto a poner delante de una situación que nos confronta a tomar decisiones, a actuar, a modificar nuestros planes. En suma, nos sitúa ante el cambio, la adaptación y, en última instancia, la transformación. Y todo empieza en uno mismo. La incertidumbre, el miedo, las dudas, la rabia, las preguntas sin respuesta, la tristeza…Todo eso comienza en cada uno de nosotros y nos pone ante la tesitura de actuar y de cambiar para adaptarnos a una realidad, que no nos gusta, que no habíamos previsto, pero que es la que es.

¿Y ahora qué hago?, ¿cómo afronto el cambio?

Hoy la vida es más compleja y difícil que hace unos meses. Nuestros planes se han hecho añicos, como le sucedió a la familia Kim en la película Parásitos. Nos toca aceptar una realidad diferente y aprender a vivir en la incertidumbre. Pero esto son palabras huecas. Es fácil llenarnos la boca diciéndolo, mientras tenemos recursos para hacer filosofía. Pero es tremendamente difícil cumplirlo cuando se pierden los trabajos, se agotan los ahorros y la vida sigue su curso a un ritmo inexorable.

Ya no vale ni el Plan A, basado en nuestras expectativas. Ni tampoco sirve de mucho resignarnos, como víctimas, ante lo que está sucediendo, maldiciendo nuestra mala suerte y esperando que la solución caiga del cielo, el Plan B. Hay una tercera vía, lo que yo denomino “Abrazar el Plan C”.

¿Qué es “Abrazar el Plan C”?

“Abrazar el Plan C” consiste fundamentalmente en actuar. Creo que si piensas el cambio, difícilmente lo podrás llevar a cabo. Ante una situación de cambio, voluntario o forzoso, son tantas las incógnitas, las dudas, las preguntas sin respuesta, que lo más fácil es quedarnos paralizados. Nos quedamos al albor de los acontecimientos que con total seguridad se van a producir. Porque como ya he dicho antes “la vida es cambio”, y cambiará siempre.

El Plan C es un camino alternativo, una tercera vía, una forma diferente de afrontar el cambio. Consiste en 4 ideas:

  • Dejar de pelearnos con la vida. Intentamos forzar las cosas para que sean como nosotros queremos que sean. Esto nos desgasta y nos quita energías.
  • Aceptar lo que la vida nos pone delante. En lugar de resignarnos a la realidad que nos toca vivir y evitar caer en el victimismo.
  • Aprovechar las oportunidades que nos acercan a nuestros objetivos. Para adaptarnos a la realidad y ver la vida con otra mirada.
  • Transformarnos para dar sentido a lo que hacemos. Y convertirnos en aquello que realmente somos.

“El cambio no es fácil. El cambio puede doler. Pero también puede ser para mejor.”

Sí deseas recibir más información acerca de los Servicios de Coaching y Formación, contacta conmigo