Tocando fondo.

¿Qué sucede cuando sentimos que estamos “tocando fondo”? Pues que podemos seguir cayendo, porque en realidad nadie sabe dónde está el final. Y los momentos de cambio e incertidumbre son así. No existe certeza alguna de cuándo llegaremos al final del túnel. Y, si no, sólo hace falta observar la involución del FC. Barcelona en Champions durante los últimos años. Como seguidor culé, me pregunto cuándo llegará el final de esta pesadilla…

Aunque también podemos recurrir al famoso dicho “no hay mal que cien años dure”. Y añadir la coletilla que utilizó Camilo José Cela: “Los españoles, para luchar contra la derrota o las circunstancias adversas… deberíamos tener siempre presente que no hay mal que cien años dure ni que no venga acompañado de cierto bien confuso y permanente.” Al final, todo depende de nuestra actitud, aunque a veces se haga difícil ser positivo, sobre todo cuando no se atisba la orilla. Es entonces cuando nuestra motivación cae, como escribía en el post anterior.

El Principio del Ritmo y el cambio.

Sin embargo, sí observamos la naturaleza, podemos darnos cuenta que todo en el Universo se encuentra en constante transformación y movimiento, y dentro de él nada está inmóvil o estancado. Es lo que se conoce como Principio del Ritmo. Todo en esta vida es cíclico. Todo nace para alcanzar una cumbre, decaer y destruirse, completando un ciclo vital y volviendo a comenzar.

Esto ocurre en todos los planos: personas, equipos, empresas, organizaciones, pueblos, civilizaciones, planetas…Pero también ocurre con lo que pensamos y sentimos. Nuestros pensamientos, positivos o negativos, se desvanecen al cabo de unos minutos. Lo mismo ocurre con nuestras sensaciones y emociones… Aunque podemos empeñarnos en prolongar nuestros pensamientos tóxicos (“esto nunca acabará, nunca encontraré trabajo o tendré una pareja estable”). Y vivir en estados de ánimo negativos (resentimiento, resignación, ansiedad…), durante largas temporadas. Así que cuidado porque las crisis pueden devenir también en el fin de nuestros días en este mundo.

Live this “fucking” moment.

Si, la expresión traducida es “vive el jodido momento”. Tanto si es bueno como si es malo. Esta frase la escuché el domingo, cuando el entrenador de basket Šarūnas Jasikevičius se dirigía a su equipo. Estaban jugando y ganaban de veinte, pero recordaba: “hay que vivir el momento, tanto cuando jugamos como cuando estamos en el vestuario”. Y, también lo recordaba cuando se desbordaba la alegría con sus jugadores por el título logrado.

El cambio cuando estás jodido

Probablemente, esto sea lo único a lo que podamos apelar cuando estamos jodidos. Porque realmente lo único que tenemos es este momento, este preciso instante. Así que en ese momento en el que estás fastidiado porque las cosas no te salen como quieres o la vida te golpea duro o los cambios no son como deseabas, solo queda “vivir el jodido momento”. Observarlo y ver qué sucede.

Esto también pasará.

Viktor Frankl, creador de la Logoterapia, les preguntaba a sus pacientes cuando éstos acudían a su consulta, por qué no se suicidaban. No era una invitación al suicidio, sino más bien a encontrar los motivos por los que no lo hacían. Probablemente, en el fondo, todos albergamos la esperanza de que las cosas se solucionen o tenemos algún motivo más o menos importante que da sentido a nuestra vida. Por eso, aunque las cosas nos vayan mal o estén muy negras no nos suicidamos, porque tenemos «Más de 100 mentiras» para seguir viviendo, como la canción de Sabina. Pero ¿qué hacemos cuando las cosas están negras y nuestro margen de maniobra es reducido? Tan solo podemos fluir hacia delante y dejar que las cosas sucedan. Rendirse a la Vida y confiar en el cambio.

Las cosas siempre suceden por algo, aunque no entendamos por qué. Y, a veces, es duro decir adiós a una etapa de tu vida para comenzar otra nueva. Aunque, sí nos damos cuenta, detrás de todo acontecimiento, evento o situación de cambio suele traer consigo una enseñanza, un aprendizaje y un crecimiento. O como decía la cita de Cela, «cierto bien confuso y permanente». Cuánto más difícil es el momento, más cerca estamos de un cambio radical. Sí estás viviendo la noche más oscura, dónde sólo hay confusión y dolor, tan solo queda aceptar, observar y estar atento. Y recordar las tres palabras que resumen la Ley de la Impermanencia: ESTO TAMBIÉN PASARÁ.

“El momento más oscuro de la noche, ocurre un instante antes del amanecer.”

(Vicente Ferrer)

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