Hay que fijarse en los adolescentes…

Cuando Bruce Springsteen era un adolescente de 15 años, dio su primer concierto en una sesión matinal para otros adolescentes. Era la primera vez que interpretaba una canción en público. Atrás había quedado el colegio, las burlas de algunos compañeros de la niñez y los juicios sobre un futuro poco esperanzador de las monjas que educaron a aquel crio. En ese momento, todo aquello había quedado atrás, y comenzaba el largo camino a la fama. Pero ¿qué había sucedido en sólo unos meses? ¿qué aspectos habían aparecido en la personalidad de aquel adolescente para crecer de ese modo?

Lo que le sucedió a Bruce, no es una circunstancia especial del niño de New Jersey. Todos los adolescentes del mundo, los de antes, los de ahora y los del futuro, tienen 4 rasgos que caracterizan esa etapa de la vida y que les permiten crecer:

  • La búsqueda de novedades.
  • La implicación social.
  • El aumento de la intensidad emocional.
  • Y la experimentación creativa.

Justamente, la ausencia de estos 4 aspectos es lo que nos puede poner en alerta para darnos cuenta que algo va mal. Y, quizá, necesitemos cambiar algo en nuestra vida, sí queremos seguir creciendo, como lo hizo Bruce. Pero ¿por qué es tan importante fijarnos en estos aspectos sí queremos crecer?

La búsqueda de novedades

Cuando estamos pasando una etapa de oscuridad, nos sentimos “estancados” o “vacíos”. Hemos perdido el impulso de buscar la novedad. Nos invade el aburrimiento que supone hacer las mismas cosas una y otra vez. Y, al mismo tiempo, nos da miedo probar algo nuevo y experimentar la vida más plenamente. Vamos con el freno de mano puesto, haciendo cálculos mentales sobre si conviene o no, compensa o no asumir determinados riesgos.

Sin embargo, sí echamos la vista atrás y regresamos a nuestra adolescencia, nos daremos cuenta que nuestro comportamiento era muy diferente. Buscábamos vivir nuevas experiencias y experimentar sensaciones que nunca habíamos vivido. Aceptábamos el riesgo, aunque el resultado fuera peligroso y sufriéramos algún daño. Vivíamos de forma más apasionada y estábamos predispuestos al cambio. Supongo, que esto fue lo que al Bruce “adolescente” le llevó a cantar “Twist and Shout” a todo pulmón y moviendo las caderas.

Bruce VI, “el Chavea” – Willy Sánchez de Cos

La implicación social

Otra de las características cuando estamos atravesando un bache es la soledad. Nos sentimos solos y aislados, y solemos tener problemas para conectar con otras personas. De hecho, debido a la pandemia que estamos viviendo, muchas personas se han aislado por miedo o por comodidad. Se ha reducido el número de interacciones con otras personas, provocando la falta de conectividad social.

Sin embargo, es complicado frenar el impulso de un adolescente. Es la etapa de nuestra vida en la que creamos más relaciones. Buscamos la conexión entre iguales y vamos construyendo nuevas amistades. Y según prueban las investigaciones, la creación de relaciones con otras personas son el mejor indicador de bienestar, longevidad y felicidad a lo largo de toda la vida. Por eso, sí comenzamos a percibir que nuestro circulo de amistades o relaciones se ha estancado o menguado, quizá sea el momento de plantearnos algún tipo de cambio. Bruce, por ejemplo, pasó de ser un niño tímido y aislado, a convertirse en un chico popular que cantaba y tocaba la guitarra en una banda.

Bruce Springsteen 'Letter to You': George Theiss, Castiles and the making  of a superstar

El aumento de la intensidad emocional

En una crisis, sea del tipo que sea, para muchos la vida se convierte en aburrida y tediosa. Sentimos apatía ante lo que nos sucede y nos puede llevar a la depresión y la desesperación. Son momentos en los que parece que nada importa. Dejamos de sentirnos vivos y vitales. De hecho, nos acostumbramos a sentir más lo negativo y no dejamos que lo positivo se haga un sitio dentro de nosotros.

Sí echáramos la vista atrás, nos daríamos cuenta que es en nuestra adolescencia cuando la vida tiene una mayor vitalidad. En general, nuestra vida está llena de energía y solemos vivir con euforia y entusiasmo. Es la etapa en la que queremos comernos el mundo. Aunque también sufrimos cambios de humor y una reactividad excesiva, que puede ser poco aconsejable. Esa intensidad emocional es lo que vivió el Bruce “adolescente”, sembrando la semilla de todo lo que después plasmaría en las canciones que compondría en los siguientes años.

La exploración creativa.

Cuando dejamos de usar nuestra capacidad para crear, razonamos y enfocamos los problemas de la misma forma. Convertimos la vida en una repetición de rutinas. La vida puede perder el sentido y volverse carente de vida. Dejamos que nuestra mente más racional y lógica nos guíe. Lo cual no es malo, pero quizá en algunos momentos puede suponer un freno para realizar cambios que nos permitan virar el timón hacia nuevas travesías.

Este es uno de los aspectos que caracterizan la adolescencia. Aparece el pensamiento conceptual y el razonamiento abstracto lo que nos permite cuestionar el statu quo. Enfocamos los problemas con estrategias “fuera de lo establecido”. Cuando una persona es capaz de utilizar la imaginación y percibir el mundo de formas nuevas podrá enfrentarse a cualquier tipo de experiencia desde otro lugar. Esto fue justamente lo que hizo el joven Bruce, a través de la música construyó un nuevo mundo y le permitió crecer.

Achtergrond - Flashback 5 januari 1973: De wereld maakt kennis met Bruce  Springsteen | daMusic

Crecer implica volver a ser adolescente.

Cuando perdemos alguna de estas características nuestra vida puede volverse aburrida, aislada, sombría y rutinaria. Es en ese momento, cuando más necesitamos mirar a un adolescente, para aprender las cosas positivas que ellos nos pueden enseñar:

  • Buscar y crear nuevas experiencias.
  • Fomentar nuevas conexiones con otras personas.
  • Tomar conciencia de aquellas sensaciones internas para nos ayudan darle sentido y vitalidad a nuestra vida.
  • Y utilizar más nuestro pensamiento crítico, el razonamiento y la imaginación para ver el mundo con otras lentes.

“Los buenos hábitos formados en la juventud marcan toda la diferencia.”

(Aristóteles)

Growin´Up: Lo que aprendí de Bruce

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